Plaza Mayor. Main Square. Malpartida de Cáceres, Extremadura, Spain. |
- ¡Qué bien lo pasamos aquel lluvioso día de octubre...!
Desde hacía un tiempo, su mente apenas si almacenaba unas decenas de frases hechas y un puñado de historias, cada vez más difuminadas y alejadas de la realidad.
Bastaban unos segundos para que su cerebro se desconectase, y los paraguas de aquel día otoñal escapasen volando al cielo. Y al cabo de cinco minutos, una chispa encendía de nuevo la mecha de sus pensamientos, y se aprestaba a relatar, con ilusión renovada:
- ¡Qué bien lo pasamos aquel lluvioso día de octubre...!
Desde hacía un tiempo, su mente apenas si almacenaba unas decenas de frases hechas y un puñado de historias, cada vez más difuminadas y alejadas de la realidad.
Bastaban unos segundos para que su cerebro se desconectase, y los paraguas de aquel día otoñal escapasen volando al cielo. Y al cabo de cinco minutos, una chispa encendía de nuevo la mecha de sus pensamientos, y se aprestaba a relatar, con ilusión renovada:
- ¡Qué bien lo pasamos aquel lluvioso día de octubre...!
- What a wonderful time we had that rainy October day ...!
For some time, her mind barely stored some dozens of phrases and a handful of stories, increasingly blurred and far from reality.
In a few seconds her brain got disconnected, and the umbrellas of that autumn day escaped flying to heaven. And in five minutes, again a spark ignited the wick of his thought, and was about to tell, with renewed enthusiasm:
- What a wonderful time we had that rainy October day ...!
For some time, her mind barely stored some dozens of phrases and a handful of stories, increasingly blurred and far from reality.
In a few seconds her brain got disconnected, and the umbrellas of that autumn day escaped flying to heaven. And in five minutes, again a spark ignited the wick of his thought, and was about to tell, with renewed enthusiasm:
- What a wonderful time we had that rainy October day ...!
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